Hecho en la Selva Negra.
#ES NUESTRA TRADICIÓN.
Patrimonio
Bajo el lema «Patrimonio», nuestra nueva y exclusiva campaña de imagen destaca los vínculos de FORESTADENT con su hogar en la Selva Negra y con el centro de producción de Pforzheim. Estamos orgullosos de nuestra tradición de 115 años y somos conscientes de la obligación de la empresa que se deriva de ella.
Las fotos de la campaña se tomaron en St. Georgen, en el distrito de la Selva Negra-Baar. Los trajes tradicionales que aparecen en los motivos son valiosas piezas individuales que son propiedad de familias o de asociaciones locales de trajes tradicionales. Desde el tradicional «Bollenhut» hasta el cilindro de paja de Nussbach, el traje tradicional de Hanau con su inconfundible sombrero de piel o el gorro con cuernos de Lörrach, todos reflejan la tradición y la historia de la Selva Negra en sus innumerables pequeños detalles.
Nuestro «Goldmarie» es sinónimo de nosotros y de la ciudad del oro de Pforzheim. Reúne todos los valores, tradiciones y obligaciones de la empresa y nuestro «patrimonio». La palabra y la imagen de la marca «Made in Black Forest» constituyen una declaración visual adicional sobre el lugar de producción y reflejan simbólicamente nuestros orígenes en la industria de la joyería y la relojería.
Y para revelar un pequeño secreto: Si se observa con detenimiento, la Selva Negra no es negra en absoluto, sino más bien azul oscura.
La Selva Negra
Si se busca el origen del nombre Selva Negra, hay que remontarse a la época romana. Ya en aquella época, la zona forestal se llamaba «Silva Nigra», el «bosque de negro».
Con algo menos de 1.500 metros, la Selva Negra es la cordillera baja más alta de Alemania y una de las zonas de recreo más visitadas del país. Se extiende en dirección norte-sur desde el triángulo fronterizo (Francia/Alemania/Suiza) en el extremo suroeste de Alemania a lo largo de 160 kilómetros hasta Pforzheim.
A mediados del siglo XIX, la Selva Negra no era más que matorrales y pastizales, por lo que hubo que reforestarla. Y así llegaron a la Selva Negra los abetos, que hoy son una seña de identidad de la región. Dado que esta especie arbórea se propaga con facilidad y también prospera bien en zonas áridas, se eligió para sustituir los árboles que habían sido talados. El paisaje de la Selva Negra adquirió su inconfundible «rostro», tal y como lo conocemos hoy en día. Y para revelar un pequeño secreto: Si se observa con detenimiento, la Selva Negra no es negra en absoluto, sino más bien azul oscura.